Estamos del todo indefensos sin nuestros dispositivos electrónicos; seguramente tú también estés de acuerdo con esta afirmación. Empezamos a entrar en pánico cuando se nos agota la batería del teléfono o desaparece la conexión a Internet. Y, en una situación peligrosa, cuando cada segundo cuenta, tenemos que actuar con rapidez, sin cometer errores y confiando solo en nosotros mismos.