La presencia de agua en el jardín, con el fascinante ciclo que le genera el estar en una fuente, impregna de frescura todo el exterior de nuestro hogar, generando algo que, estamos convencido, se disfruta; ya sea que la fuente proyecte enormes chorros de agua a placer o, que en pequeñas cantidades, el agua sea invitada hasta el jardín de la casa.